Causas de la Ansiedad
El estilo de vida y la dieta son los factores que más pueden pesar a la hora de tener ansiedad. Existe un aumento generalizado en el número de personas que sufren este trastorno y en la mayoría de ellas se ha detectado una deficiencia de magnesio. Otros factores que pueden contribuir a padecer un estado de ansiedad son:
Alimentos a Favorecer
Cereales integrales como arroz integral, quinoa y avena. La ventaja que presentan estos alimentos para combatir la ansiedad y el estrés es su contenido en magnesio y vitaminas del grupo B. El magnesio ejerce un papel fundamental en la relajación de los nervios y de los músculos.
Otros alimentos ricos en magnesio y calcio como los derivados de la soja, frutos secos, legumbres, lechuga, apio y semillas de sésamo.
Vegetales crucíferos como el brócoli, la col rizada, las coles de bruselas y el repollo.
Alimentos ricos en vitamina C como naranjas, fresas y frutos del bosque para conseguir un buen funcionamiento de las glándulas suprarrenales.
Alimentos a evitar
Cafeína, alcohol y azúcar porque estimulan las glándulas suprarrenales propiciando el estrés y alterando los niveles estables de azúcar en sangre.
Alimentos con trigo o lactosa, habitualmente más difíciles de asimilar por el organismo y que pueden provocar intolerancias y cambios de humor.
Hábitos y estilo de vida
Hacer 6 o más comidas al día. En lugar de hacer tres comidas principales al día podemos hacer 6 comidas poco abundantes. Dos o tres de ellas pueden basarse en comer únicamente varias piezas de fruta fresca.
Dormir bien es fundamental para responder al estrés diario con normalidad.
Practicar ejercicio con regularidad que sea adecuado a la edad y condición física de cada persona. No hace falta que sea un ejercicio intenso pero sí es marca una gran diferencia el practicarlo todos los días.
Aprender técnicas de relajación. Existen muchas disciplinas que ayudan a relajarse como el taichi, yoga, meditación y las técnicas de respiración
Adoptar una filosofía y una actitud mental basada en la acción, es decir, pensar en lo que “podemos hacer” en el momento presente y no en lo que “vaya a suceder” en un futuro. A menudo intentamos anticipar lo que puede sucedernos, muchas veces de una forma negativa, innecesaria y sobretodo improductiva.
El estilo de vida y la dieta son los factores que más pueden pesar a la hora de tener ansiedad. Existe un aumento generalizado en el número de personas que sufren este trastorno y en la mayoría de ellas se ha detectado una deficiencia de magnesio. Otros factores que pueden contribuir a padecer un estado de ansiedad son:
- Consumo de estimulantes como alcohol, cafeína, nicotina y otras drogas.
- Estrés crónico.
- Falta de nutrientes en general y carencia de magnesio en particular.
- Depresión. La depresión y la ansiedad se consideran como dos categorías distintas a la hora de hacer un diagnóstico aunque puede existir una relación entre ambas.
- Hipertiroidismo.
Cereales integrales como arroz integral, quinoa y avena. La ventaja que presentan estos alimentos para combatir la ansiedad y el estrés es su contenido en magnesio y vitaminas del grupo B. El magnesio ejerce un papel fundamental en la relajación de los nervios y de los músculos.
Otros alimentos ricos en magnesio y calcio como los derivados de la soja, frutos secos, legumbres, lechuga, apio y semillas de sésamo.
Vegetales crucíferos como el brócoli, la col rizada, las coles de bruselas y el repollo.
Alimentos ricos en vitamina C como naranjas, fresas y frutos del bosque para conseguir un buen funcionamiento de las glándulas suprarrenales.
Alimentos a evitar
Cafeína, alcohol y azúcar porque estimulan las glándulas suprarrenales propiciando el estrés y alterando los niveles estables de azúcar en sangre.
Alimentos con trigo o lactosa, habitualmente más difíciles de asimilar por el organismo y que pueden provocar intolerancias y cambios de humor.
Hábitos y estilo de vida
Hacer 6 o más comidas al día. En lugar de hacer tres comidas principales al día podemos hacer 6 comidas poco abundantes. Dos o tres de ellas pueden basarse en comer únicamente varias piezas de fruta fresca.
Dormir bien es fundamental para responder al estrés diario con normalidad.
Practicar ejercicio con regularidad que sea adecuado a la edad y condición física de cada persona. No hace falta que sea un ejercicio intenso pero sí es marca una gran diferencia el practicarlo todos los días.
Aprender técnicas de relajación. Existen muchas disciplinas que ayudan a relajarse como el taichi, yoga, meditación y las técnicas de respiración
Adoptar una filosofía y una actitud mental basada en la acción, es decir, pensar en lo que “podemos hacer” en el momento presente y no en lo que “vaya a suceder” en un futuro. A menudo intentamos anticipar lo que puede sucedernos, muchas veces de una forma negativa, innecesaria y sobretodo improductiva.
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