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domingo, 11 de marzo de 2018

La alfalfa, sus beneficios y cómo germinarla

Disponibles en dietética



Comienza el año lectivo y es tiempo de comenzar a desintoxicar nuestro cuerpo con muchas verduras y frutas. Lo mejor es que consumamos todas las verduras que podemos crudas y una manera muy nutritiva son en germinados.

He Aquí los beneficios, componentes y cómo germinar la alfalfa.

Los germinados son muy nutritivos, ricos en enzimas y fibra, son fáciles de digerir y contienen muy pocas calorías. Las legumbres así germinadas, multiplican sus vitaminas y minerales, los brotes proporcionan una buena dosis de energía. Todos los brotes son nutritivos y enérgicos pero los de la alfalfa son los mejores.

Las semillas, que no dejan de ser una forma de legumbre, al comerse crudas, conservan intacto todo su poder, así como su excelente aporte protéico.

Cuando se consume germinada, la alfalfa está llerna de nutrientes y enzimas, entre los que destaca muy especialmente la clorofila, potente desintoxicante.

Otro nutriente muy importante que contiene es el calcio, que proporciona tres veces más calcio que la leche de vaca, proporción que aumenta cuando se deja germinar sus samillas.

Las saponinas, otros compuestos de la alfalfa germinada, disminuyen los niveles de colesterol.

Contienen gran número de amonoácidos, es decir, aportan una buena dosis de proteínas.

Pero sobre todo destaca por su riqueza en vitaminas:

Casi todas las del grupo B (cabe distinguir la vitamina B6)

También las vitaminas. : A- C – E – D -K e incluso la vitamina U

Beneficios de la alfalfa:

  • Combate los trastornos en mucosas o piel.
  • Aumenta la inmunidad.
  • Asegura una visión correcta incluso de noche.
  • Asegura un crecimiento correcto en los niños.
  • Forma los huesos y dientes y los mantiene sanos.
  • Hace que el sistema nervioso funcione correctamente.
  • Aporta buen humor.
  • Combate las flatulencias, las úlceras y gastritis.
  • Soluciona el estreñimiento (es un laxante suave).
  • Depura mediante diuresis.

Facilita la digestión, hidratos de carbono, grasas y proteínas se digieren más fácilmente si se acompañan de alfalfa. Un aspecto muy interesante para quienes presentan dificultades de secreción gástrica o tienden a padecer digestiones lentas y con formación de flatulencias.

Una buena digestión facilita la correcta absorción de nutrientes, un problema que afecta a gran parte de la población de cierta edad, la cual puede sufrir trastornos carenciales no por falta de aporte, sino por defecto de aprovechamiento.

La riqueza en fibra de la planta facilita un buen tránsito intestinal, por lo que tiende a corregir el estreñimiento.

Por su aporte en vitamina K es muy indicada para úlceras sangrantes y cualquier tipo de hemorragia.

Se recomienda para las personas que sufran o se estén reponiendo de infecciones, para prevenir la arterioesclerosis y para tratar la anemia, los problemas óseos y la falta de apetito.

Las personas afectadas de enfermedades reumáticas pueden hacer una infusión con las semillas (esta vez sin germinar) para mejorar sus dolencias.

Cómo germinar la alfalfa
1 sobre de semillas de alfalfa ecológicas
Agua fría

Poner las semillas en un bote de cristal grande y llenar de agua fría. Guardar en un lugar oscuro toda la noche.

A la mañana siguiente, poner una gasa en la boca del bote, sujetarla con un hilo y escurrir el agua. Dejar el bote con las semillas sin el agua y tapado, en un lugar fuera de corrientes de aire.

Por la noche, poner agua límpia dentro del bote, mover el agua (moviendo el bote) y escurrir.

Repetir cada día, hasta que los brotes tengan 2-3 centímetros de largo y les hayan salido las primeras hojitas verdes.

A partir de ahí ya se pueden consumir, preferiblemente en ensaladas o salteados.

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