La Importancia del Desayuno

¡Comencemos bien el día!


Al despertarnos, después de nuestro merecido descanso, nos espera un nuevo día, con muchas tareas, mucha actividad, ya sea en la escuela, en el trabajo ó en casa, por lo que es indispensable reunir todas nuestras fuerzas para poderlas enfrentar y...sólo lo lograremos con el desayuno.

Esta primera comida del día tiene un muy claro significado: “salir del ayuno nocturno”. Actualmente son muy pocas las familias que se reúnen a saborear un desayuno saludable. ¡Cuántos salen de casa sin siquiera tomar un vaso de agua! Es necesario que corrijamos ese mal hábito.

¿Es que a caso cuando tenemos que emprender un largo viaje no revisamos el auto? ¿Somos concientes de qué nos puede ocurrir si salimos a la ruta sin una gota de aceite? ¿Hemos pensado en el deterioro que le hacemos a nuestro auto?

Si todas estas preguntas nos parecen sin sentido porque a nuestro auto lo revisamos, le ponemos combustible y evitamos su deterioro, ¿cómo puede ser que maltratemos a nuestro organismo, que no lo podemos cambiar ó comprar otro nuevo?

Para poder hacer frente a todas las exigencias a que estamos expuestos es muy necesario un desayuno sabroso, balanceado, que nos dé la energía suficiente para desempeñar nuestras tareas.

Esta primera comida del día sirve para reponer las reservas que se utilizan durante las horas de descanso, pues nuestro organismo sigue funcionando.

La persona mejor alimentada rinde más y tiene mayores posibilidades de llegar al fin del día con éxito. Un tercio del total de energía que debemos consumir durante el día debe estar en el desayuno.

Si seguimos los principios básicos de una correcta alimentación, estaremos brindándole a nuestro cuerpo los elementos que necesita para reponer la energía gastada, para construir y reparar tejidos y regular todas sus funciones.

Por ello siempre decimos que nuestra alimentación debe ser:

o Completa: que estén presentes los 5 grupos básicos de la Pirámide.

o Equilibrada: que mantengan la proporción como en la Pirámide.

o Sana: que no implique ningún riesgo para nuestra salud.

o Suficiente: que brinde la energía necesaria para cada persona.

o Variada: que esté compuesta por diferentes alimentos.



Es necesario que programemos el desayuno tal como lo hacemos con las otras comidas:

Si cuando se levanta no tiene apetito, reduzca los alimentos de la cena, dormirá mucho mejor y se levantará con ganas de desayunar.

Deje la mesa preparada la noche anterior, así solo tendrá que poner los alimentos y las infusiones ó jugos, le llevará menos tiempo.

Si su hijo no puede desayunar porque se descompone, prepárele un sándwich de queso para que se lleve al colegio y que lo coma en el primer recreo.

Y por último....si no tiene el hábito de desayunar ¡CORRIJASE! Seguro que usted no repite los errores una vez que los descubre.

Paola Senópoli.

Lic. en Nutrición.